Archivos ARF VIII. Crónica del Azkena Rock Festival, sábado 21-6-2025


 

                                        AZKENA ROCK FESTIVAL 2025


                                            SÁBADO, 21 DE JUNIO


Llegamos a la última jornada de ARF cargados de ilusión, ya que desde primera hora tocaban dos grupazos vascos. Eh Mertxe! a las 17:30 y Ezezez las 18:00. ¡Ahí es nada! Eh, Mertxe! inauguraron el cartel del sábado, y en el escenario grande. Cuando llegamos ya le estaban dando a “Jakingo bazenu”, una de las pocas canciones que tienen en euskera, y que tan bien les sienta. He de recalcar que el nivel de energía que proyectan sobre el escenario no se corresponde con el sonido de sus grabaciones. Nunca fue fácil, pero es que la actitud y el sonidazo en directo difícilmente se podrá replicar en estudio.


Ácido es su ser” es un buen ejemplo de lo que acabamos de comentar y le da mi vueltas a la grabación, que no está mal (para nada) pero el valor de su interpretación les hace subir enteros. La comunicación con el público, la fuerza bruta y el arte de dominar el escenario hicieron que el show se nos hiciera muy corto, aunque no olvidamos temas como “No quiero salir”, las empalmadas “Perviérteme” y “Relevo”, o seguidamente “Aitaren etxea” con “Qué más da” etc. La oportunidad de tocar en un festival de este bagaje ante un público tan numeroso -si tenemos en cuenta la hora-, la aprovecharon bien y a buen seguro que hicieron nuevos fans.


Sin tiempo para más nos desplazamos rápidamente al escenario tres, donde tuvo lugar el concierto más explosivo del sábado: los bilbainos Ezezez ya habían tocado en el Bilbao BBK Live con anterioridad, por lo que ya venían con rodaje, y además presentando un fabuloso nuevo disco (“Kabakriba”, publicado el mes pasado) que desde ya entra en el ránking de los mejores del año. Le estaban dando a “Dutxita” cuando llegamos, y ya se respiraba la tensión de los grandes momentos del Azkena. Los temas del nuevo disco suenan realmente potentes, como “Zorozelai”, “Ez da iristen” o “Laverinto Club”, lo cual, combinado con temas más veteranos, como “Etxetxo” o “Marmitako”, conformó una buena muestra de su capacidad.


El sábado fue el día de Ezezez, pero sobre todo fue el día de su front-man Unai Madariaga, que hizo una de las interpretaciones más incendiarias que se vieron en todo el día. Se subió al andamio lateral derecho, saltó desde ahí al escenario, se metió el micro en los cojones en “Zikin”, hizo el pino, cantó tumbado en el suelo... en fin, un despliegue total y absoluto de carisma. La cara pintada, los recuerdos poco cariñosos a Cherie Currie, actitud a raudales... Madariaga parece hecho para el escenario, y viendo la calidad de los nuevos temas, diríamos que lo mejor está por venir. Gran actuación.


La profunda voz de Richard Hawley nos atrajo al escenario grande, donde desplegó todo su reservado encanto, atreviéndose a empezar nada menos que con una canción de siete minutos... Y sí, “She brings the sunlight” sonó a gloria. Siguió con “I’ve got a broken heart” y la más penetrante “Open up your door”. Se le suele catalogar como Indie Pop, aunque lo que más nos engancha es su faceta de crooner y la profundidad de sus cuerdas vocales. Tampoco se olvidó de meter más caña, como en “Deep space”, de lo más reconocible de su reperetorio, o la explosiva “Leave your body behind you”. Una actuación profesional, aunque para gustos los colores, ya que puede que un sector no las tenga todas consigo. Lo cierto es que joyas como “Don’t stare at the sun” merecen los mejores elogios.


The Lemon Twigs fue uno de los mejores descubrimientos del ARF 2025. Quedaba claro que sus melodías son mágicas y su actitud está impregnada de una tremenda frescura, pero lo visto en el escenario superó de nuevo las expectativas. Maravillas melódicas como “I’ve got a broken heart”, armonías a tres voces que encogen el corazón y una ristra de clásicos instantáneos como “Any time of day”, la marchosa “I wanna prove to you” convencieron a muchos. La actitud y vitalidad de los hermanos D’Addario se mezcla con una positividad tremenda de poses, saltos y toneladas de carisma, algo que en principio no parace tan fácil si tenemos en cuenta el estilo que practican. Estos chicos llegarán lejos. Canciones como “Ghost run free” resumen perfectamente lo mejor de The Kinks o los Beach Boys. De ahí en adelante todo fue hacia arriba, hasta terminar con un rocanrol vigoroso como “Rock on (Over and over)”. Y no, no hubo esta vez homenaje al recientemente fallecido Brian Wilson con “Goog vibrations” pero eso fue justamente lo que nos transmitieron: buenas vibraciones.


El escenario tres es muchas veces el escenario uno: los mejores de cada edición tienen que competir con esta maravilla de escenario, que muchas veces supera a lo acontecido en los dos principales. Ver a Derby Motoreta’s Burrito Kachimba era casi obligatorio para un servidor, que nunca los había visto. Su mezcla de rock andaluz, Hard vigoroso, la profundidad del progresivo y la contundencia heavy conforman un cóctel explosivo. La intro “Agua grande” ya nos vaticinaba que algo importante se nos venía encima, y se reflejó en un repertorio variado e intachable. El poder de un petardazo como “Porselana teeth”, otro como “El chinche” y la potencia de sus guitarras nos abrasaron a las primeras de cambio.


Este rock andaluz con raíces en Triana, Granada o Medina Azahara recoge en principio toda la potencia heavy de estos últimos, pero las raíces arábigas tampoco faltan y maravillas como “Ef Laló” pusieron a cantar a una parte nada desdeñable de fans que se lo estaban pasando en grande. El manejo del escenario, las poses y bailes a lo Robert Plant y la comunicación con el público convierten al cantante Dandy Piranha en el centro de atención, al igual que el heavy guitarrista rítmico de la banda. La lluvia nos castigaba sin piedad pero en la parte delantera nadie se iba, algo que el grupo agradeció repetidamente. El final vino con “El salto del gitano”, otra joya arábigo/andalusí con estribillo imbatible. Impresionante, lo mires por donde lo mires.


El plato fuerte para muchos era la mítica Cherie Currie, otra vez en el escenario tres, y no nos arrepentimos de haber visto la actuación completa. El repertorio, basado sobre todo en temas de las Runaways, fue un sueño hecho realidad, aunque sí que observamos que había poca gente viendo el concierto. Por lo visto, y nos enteramos el mismo día, había una especie de boicot por unas declaraciones suyas referentes al conflicto palestino/israelí (vamos, de la masacre de Gaza) en las que, según oímos, defendía al estado sionista. Hubo abucheos, banderas palestinas, insultos... Elegimos ver el concierto entero porque la ocasión era única, y Cherie no se acobardó, aunque debió ser muy duro para ella. Comenzó con nada menos que dos petardazos de las Runaways como son “Queens of noise” y “California Paradise”. Su banda, por su parte, la respaldaba aunque no fuera una actuación explosiva.


Los temas en solitario de Cherie, concretamente del disco “Blvds of splendor”, tales como “Mr. X” o “You wreck me”, sonaron especialmente engrasadas, aunque para himnos ahí estuvo la invencible “Is it thay or night” (de Runaways, por supuesto), el “Rock’n’roll” de la Velvet Underground aunque las Runaways la hicieran suya en el primer disco, “Secrets”, “Midnight music”, “American nights” o “C´mon”. La sorpresa fue mayúscula cuando tocaron una maravillosa “Since you been gone” de Rainbow (de acuerdo, originalmente de Russ Ballard) y el final con “Cherry Bomb” fue brutal. El concierto no fue un petardazo, y Cherie no es Joan Jett. Tampoco le vamos a pedir que salte como Iggy Pop, pero tiene bastante actitud sobre las tablas, aunque no tenga mucha movilidad ni especial carisma. Sacó el show adelante e intentó comunicarse con el público que le gritaba, diciendo que la política y la música deben estar separadas etc. Aunque también dijo que amaba a todo el público que asistió, incluyendo a los que la abuchearon.


Cerramos así el último día del festival, aunque aún tuvimos oportunidad de ver el último cuarto de hora de los Hellacopters (aún explosivos). Este año tampoco ha pinchado el Azkena, y aunque haya opiniones para todos los gustos, meter 47.000 personas (contando los tres días, que quede claro) sin un cabeza de cartel claro tiene su mérito. Recordamos ediciones con menos gente, pero cada vez que se le cuestiona, el ARF resurge con más fuerza si cabe. Por no olvidar que la pura supervivencia y un historial de 23 años suponen un mérito más que elogiable.

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